domingo, 20 de febrero de 2011

Razas de gatos: Bosque de Noruega


Rodeado de un pasado en el que se le relaciona con dioses y hadas, el Bosque de Noruega es todo un símbolo de su país. Raza pura, pues no se ha cruzado con otras, conserva los dones que le ha otorgado la naturaleza y que nos muestra con orgullo. De carácter dulce, es un compañero fiel, divertido y juguetón, que no tendrá reparos en contarnos cuando lleguemos a casa cómo ha pasado un día lleno de aventuras.
HISTORIA
El Bosque de Noruega vive desde hace siglos en los países nórdicos dada su presencia en la mitología y en los cuentos antiguos de la zona que lo relacionan con los dioses y las hadas. Según la leyenda vikinga, antepasados de esta raza sirvieron a Freya, diosa de la belleza y del amor, que conducía un carruaje que cruzaba el cielo a gran velocidad tirado por dos Bosques de Noruega y que el poderoso Thor no pudo levantar. No existen pruebas para confirmar su procedencia pero cabe pensar que fueron introducidos en Escandinavia por los vikingos en el siglo VIII desde las regiones del Próximo Oriente. Los navegantes llevaron en sus “drakkars” algunos gatos para defender las mercancías de los roedores y, una vez desembarcados, se adaptaron perfectamente a las condiciones climáticas de su nuevo entorno nórdico gracias a su pelaje.

Las primeras referencias aparecen en el año 1550 gracias a la labor de un sacerdote naturalista danés residente en Noruega que se ocupaba en clasificar la flora y la fauna escandinava, Peter Clussoan Früs, quien hizo una división entre los linces: el lince-lobo, el lince-zorro y el lince-gato. Seguramente este último era el Norsk Skogkatt -cuya traducción es “gato de los bosques noruegos”- dada su semejanza con el lince en el collar, los penachos en las orejas y el tono del manto, además de su habilidad para cazar en los lagos, atrapar pájaros y trepar a rocas y árboles. Durante el desarrollo rural de norte de Europa se convirtió en el gato clásico de granja. Los colonos se habían llevado consigo a sus gatos de pelo corto que comenzaron a aparearse con los ejemplares salvajes de los bosques que hasta el momento habían permanecido lejos del hombre, lo que comenzó a poner en peligro la raza. Hasta tal punto que en los años 30 los noruegos comenzaron a preocuparse por su gato autóctono y a realizar una cría selectiva. Sus estrictos criterios han servido para salvaguardar la pureza de la raza y conservar sus características primitivas evitando los cruces con cualquier otro gato. Para que un Bosque de Noruega se considerara auténtico los criadores debían presentar ejemplares y camadas a una Comisión de Crianza donde decidían si eran adecuados y cumplían con los requisitos necesarios para criar auténticos gatos de los bosques. El trabajo fue riguroso y, por lo tanto, lento pero mereció la pena para preservar un animal que reúne tres cualidades muy difíciles de encontrar juntas: un carácter dulce, una gran destreza y un aspecto fantástico.

En el año 1969 ya eran trece los Bosques de Noruega que participaban en exposiciones; tres años después la raza fue reconocida por las asociaciones felinas noruegas y se comienza a elaborar un primer estándar. En 1974 nacen los dos primeros ejemplares reconocidos como raza: “Pjewiks Truls” y “Pjwiks Nisse”. Un año después se funda la Nors Skogkattring y en 1976 la raza es reconocida por la FIFe. El estándar elaborado por los noruegos se basó en el mítico “Pans Trulls” que se hizo famoso cuando salió en la televisión como prototipo del Norsk Skogkatt y tras la declaración del rey Olaf de otorgar a esta raza la categoría de mascota nacional.

TICA fue la primera organización felina americana que reconoció al Bosque de Noruega y entre 1984 y 1985 elaboró su primer estándar. La CFA comienza a registrar a los primeros ejemplares de esta raza en 1987 pero no fue hasta 1993 cuando empezaron a competir.

CARÁCTER
Contrariamente a lo que puedan sugerir su aspecto y pasado salvajes, el Bosque de Noruega es un gato equilibrado, sociable y juguetón. Tierno, amoroso y fiel suele ser confiado con el hombre. Es un gran compañero que establece una relación muy especial con su amo al que sigue a todas partes haciendo todo lo posible para llamar su atención. Tiene una increíble capacidad de comunicación con las personas y animales de su entorno y le encanta parlotear y compartir sus juegos. Es activo pero no alocado y aprecia vivir al aire libre aunque se adapta a la vida en un piso siempre que tenga espacio para sus juegos e investigaciones. Es silencioso, ágil y muy curioso además de que le encanta trepar a los lugares más altos para disfrutar de vistas panorámicas.

Fuente: elmundodelgato.com