domingo, 23 de enero de 2011

Razas de gatos: Ragdoll


Su particularidad principal que lo diferencia de otras razas, consiste en el hecho de que cuando es tomado en brazos, es capaz de aflojar completamente sus músculos y relajarse del todo, como si de un muñeco de trapo se tratase. Esto explica el nombre
de la raza. Sus intensos ojos azules, enmarcados con el tono y dibujo de su capa, producen un contraste perfecto, dotando a este animal de una profunda belleza. Otra de las cualidades más manifiestas en la raza, es su tremenda expresividad y sensibilidad, son capaces de expresar su estado de ánimo y reconocer el nuestro. Siempre demuestran todo su amor.
Existen multitud de teorías acerca de cómo se originó la raza Ragdoll. La historia en sí está cubierta de mitos y contradicciones y el verdadero origen sólo lo conoce su fundadora Ann Baker .

La mayoría de las fuentes apuntan a que estos gatos tuvieron su origen en California a principios de los años sesenta, cuando Josephine, una gata de Angora que la criadora Ann Baker cruzó con un gato Birmano, tuvo una camada de tres cachorros, que se considera originaria de la raza.

Cuenta la leyenda que mientras estaba en pleno embarazo, Josephine sufrió un terrible accidente de tráfico. Aun así esta gata consiguió salvar a sus cachorros, dando a luz una camada de gatos más grandes de tamaño que el de sus progenitores y de un carácter muy afable y tranquilo. De estos tres gatitos que nacieron, uno de ellos, Daddy War Bucks, que se apareó con una hembra de Sagrado de Birmania, puede considerarse el padre de la raza.

Debido a este accidente de tráfico que provocó un grave traumatismo en Josephine y a la supervivencia de los gatitos, posteriormente Ann Baker sostendría que el Ragdoll no era un gato normal, sino un felino casi inmune al dolor, menos dotado del instinto de supervivencia. Según la criadora los gatitos eran más grandes y cariñosos de lo normal y demostraban menos sensibilidad al dolor. Igualmente, el pelo de estos cachorros era diferente al de otros, ya que no se anudaba. Estos gatitos, además, también mostraban una relajación absoluta cuando eran sostenidos en brazos.

Esta leyenda que la criadora creó respecto a esta raza como un animal sobrenatural, se ha mantenido durante muchos años, hasta que finalmente sería desmentida por veterinarios de la Universidad de Glasgow, que analizarían varios ejemplares del British Ragdoll Cat Club, considerando que estos animales poseen el mismo umbral de dolor que cualquier otra raza. Además el hecho de que su carácter sea tranquilo y afable nada tuvo que ver con las declaraciones de la criadora.

Aspecto general

Pese a su merecida reputación de raza mansa, el Ragdoll es un gato grande e imponente, robusto y de estructura ósea fuerte.

Los machos llegan a pesar dos kilos más que las hembras. Un macho típico mide unos 45 centímetros de altura y unos 91,5 de largo totalmente extendido.

En general el aspecto del Ragdoll es parecido al Sagrado de Birmania y, como hemos visto, de hecho tiene sangre de Birmano en su estirpe.

De pelo semilargo, esta raza posee un frondoso, tupido y sedoso pelaje que provoca unas increíbles ganas de acariciarlo en todo momento. Este manto, además, es más largo alrededor del cuello, y hace un marco al contorno de la cara, como si de un collar se tratara.

Sus excepcionales ojos azul intenso enmarcados con el tono y dibujo de su capa son un contraste perfecto que dota a este animal de una profunda belleza.

Su particularidad principal que lo diferencia de otras razas, consiste en el hecho de que cuando es tomado en brazos es capaz de aflojar completamente sus músculos y relajarse del todo, hasta volverse inerte y mullido como un muñeco. Este hecho explica el nombre de Ragdoll, que significa literalmente en inglés «muñeco de trapo».

Personalidad

Una de las cualidades más manifiesta en la raza, es su tremenda expresividad y sensibilidad. Un Ragdoll es capaz de expresar su estado de ánimo y reconocer el nuestro demostrándonos todo su amor, ya que estamos ante un gato profundamente cariñoso.

El Ragdoll es un gato dulce y equilibrado, aunque juguetón y dicharachero al mismo tiempo.

También se le atribuyen algunas características propias del carácter canino, son muy inteligentes y obedientes y se les puede llegar a educar como si de perritos se tratase.

Se trata de un gato casero, paciente y dócil, por lo que es adecuado para convivir con niños.

Una de sus limitaciones es su voz, que es muy débil; además raramente maúllan, y si esto ocurre es recomendable vigilarlo, para asegurarnos que no ha habido ningún problema.

Este gato además no presenta ningún problema en sociedad y se entiende perfectamente con otros gatos de diferentes razas; también se lleva bien con los perros y demás animales domésticos.

Son altamente sociables, y ante las visitas, tanto conocidas como no, el Ragdoll no corre a esconderse, sino que permanece en su sitio y se muestra confiado
si le hablan y le acarician. Aman el contacto con las personas, por lo que es muy recomendable no dejarles solos.

En definitiva, podemos decir que se trata de un animal con un adorable carácter.

Cuidados

El Ragdoll es poco exigente en cuanto a cuidados se refiere.

Como todos los gatos de pelo semilargo, tiene dos mudas de pelo al año, una en primavera y otra en otoño. En la estación otoñal se les cae el pelo de verano dando lugar a un maravilloso manto invernal. En primavera se produce la siguiente muda. En estas épocas es recomendable cepillarlo diariamente con un peine de púas, para facilitar la muda y evitar así la caída de pelo constante por todos los lugares de la casa.

Una vez al mes y sobre todo de cara a una exposición, es necesario un repaso y corte de la longitud de las uñas, siempre con un cortaúñas especial para gatos. También es recomendable recortar el exceso de pelo que sobresale de las almohadillas plantares, pues aparte de dejar esta zona más higiénica, facilita su transpiración.

Un buen baño se puede realizar cuantas veces se quiera, ya que debido al buen carácter de estos animales apenas dan problemas a la hora de manejarlos. Lo ideal es un mínimo de dos veces al año, especialmente en las épocas de cambio de pelo, ya que un buen baño facilitara la caída y limpieza para el siguiente pelaje.

Para acostumbrar a nuestro gatito al baño, lo recomendable es empezar a bañarlos a una edad temprana, como a partir de los tres meses, sobre todo si nuestro ejemplar es de exposición. El champú que se debe utilizar no puede ser el mismo que para personas, ya que resulta peligrosamente ácido para la piel del gato: la piel humana tiene un pH de 5,5 y, en cambio, la del gato tiene un pH que llega hasta 7,5. El único champú recomendable es aquel que respete su pH, es decir, un champú específico para gatos.

Fuente: elmundodelgato.com