Los gatos no pueden percibir los sabores dulces.
La lengua del gato está formada por pequeños "ganchos", que les son útiles para atrapar y desgarrar el alimento.
Los estadounidenses gastan anualmente más dinero en comida para gatos que en comida para bebés.
La aspirina es tóxica para los gatos.
El gato puede percibir sonidos aproximadamente dos octavos más altos que el hombre.
En Asia, y en el Reino Unido, los gatos negros son considerados un símbolo de buena suerte.
Los gatos tienen cinco dedos en cada una de sus patas delanteras, y sólo cuatro en las traseras.
Si un gato cae desde un séptimo piso, tiene alrededor de un 30% menos de posibilidades de sobrevivir que si cayera desde un vigésimo piso. Se estima que el gato tarda, en su caída, unos ocho pisos en percatarse de lo que ocurre, relajarse y corregir su postura para caer sobre sus patas.
El gato posee 32 músculos en cada oreja, funcionando éstas como una especie de antenas parabólicas dirigibles hacia la fuente del sonido.
La dieta del gato debe contener cierta cantidad de grasa, puesto que su organismo no la produce.
El record de los "pesos pesados" lo ostenta un gato que llegó a pesar cerca de 21 kilos.
La visión nocturna del gato es alrededor de seis veces mejor que la del hombre gracias al Tapetum Lucidum, una estructura del ojo compuesta por células capaces de funcionar como espejos, amplificando el más tenue rayo de luz.
Los recién nacidos tienen los ojos azules. Transcurren varios meses hasta que alcanzan su color definitivo.
La mayoría carece de pestañas.
Se creía que el gato era incapaz de distinguir los colores. Sin embargo, estudios recientes demuestran que pueden ver el azul, el verde y el rojo.
Abraham Lincoln era un gran amante de los gatos. Tuvo cuatro durante su estancia en la Casa Blanca.
A Napoleón, sin embargo, le aterrorizaban los gatos.
Cuenta una leyenda que un gato se quedó dormido sobre la túnica de Buda; éste, para no molestarle, cortó el pedazo de tela alrededor del felino y se alejó sin despertarle.
El ancestro del gato doméstico es el gato salvaje africano, especie que todavía existe, aunque evolucionada, en la actualidad.
El gato apareció en la Tierra antes que el perro y que la mayoría de los animales que han llegado a ser domésticos; en cambio, fue uno de los últimos en ser domesticado.
En el antiguo Egipto, matar un gato era un crimen castigado con la muerte. Los felinos eran momificados, y pequeños ratones puestos en sus tumbas.
En la Edad Media, a los gatos se les asociaba con la brujería, y eran quemados vivos en las plazas de la ciudad.
Los animales son las figuras más representadas en el arte prehistórico. A pesar de ellas, ninguna representa al gato.
Sólo dos representaciones de la figura del gato han llegado hasta nosotros del arte romano, ambos mosaicos pertenecientes a la escuela alejandrina.
Un gato tiene cuatro hileras de bigotes a cada lado de la cara; cuando el animal está tranquilo, permanecen de lado, mientras que se disponen hacia atrás si está en posición de ataque o defensa.
El ronroneo no siempre significa tranquilidad. El gato también ronronea cuando está enfermo o asustado, y se dice que lo hace para tranquilizarse a sí mismo.
Además de hacerlo con la nariz, los gatos huelen con un órgano, llamado de Jacobson, situado en la parte superior de la boca.
La mandíbula del gato no puede moverse lateralmente.
Las fosas nasales del gato están dotadas de 19 millones de terminaciones nerviosas, mientras que las del hombre poseen sólo 5 millones.
Los gatos duermen de 16 a 19 horas diarias.
Los gatos pueden "vocalizar" en torno a cien sonidos diferentes, mientras que los perros sólo diez.
Un gato puede saltar una altura siete veces superior a la suya propia.
La cola es un órgano fundamental para el legendario equilibrio del gato; funciona como una pértiga en manos de un funámbulo.
Fuente: milgatos.com